Alrededor del mundo existen granjas construidas para especies específicas con el fin de generar ganancias económicas. Debido a algunas canciones y juegos infantiles, al escuchar granja podemos pensar en gallinas, cerdos o vacas, pero no solo ellos forman parte de estos establecimientos; las granjas de cocodrilos también han sido creadas.
El objetivo de las granjas de cocodrilos no es de domesticarlos, sino de criarlos para obtener de ellos su carne, piel, huevos y huesos. Esto no es algo nuevo, pues a partir del siglo XX esta práctica se ha realizado de manera común.
Biólogos afirman que los cocodrilos confinados pueden estar bajo condiciones de miedo y estrés.
Estados Unidos, Tailandia, Camboya, Australia y varios países de África son los lugares principales donde se puede localizar granjas de cocodrilos y aligátores. En América del Sur existen algunas creadas para los caimanes.
De acuerdo con los reglamentos de las granjas ubicadas en Florida, está permitido un máximo de 350 cocodrilos en un espacio muy reducido si lo comparamos con los límites que tenían en su hábitat natural. Algunos pueden observarse unos encima de otros bajo condiciones deplorables, con aguas olorosas y suelos cubiertos de mucha suciedad.
Biólogos de todo el mundo afirman que los cocodrilos, aparentemente tranquilos, pueden estar bajo condiciones de miedo y estrés, lo que los lleva a causarse muchas veces lesiones entre ellos mismos.
Casi todos los cocodrilos que viven en estos lugares son sacrificados antes de la edad de dos años, que es más o menos cuando alcanzan de 1.20 a 1.80 m de longitud. Las herramientas que emplean para matarlos pueden ser mazos y hachas, pero muchas veces esto no logra quitarles la vida y solo los mantiene inmóviles.
Las granjas de cocodrilos no son nada fáciles de mantener y los costos de manutención pueden sobrepasar las posibilidades económicas del lugar, puesto que se realizan atracciones para el público.
Ha existido casos de amputaciones de miembros y heridas profundas a consecuencia de estos actos.
Como ejemplo de esas atracciones están los domadores de cocodrilos. Se dice que estos espectáculos están dirigidos a toda la familia, pero sólo de imaginar que en cualquier momento estos actos pueden salir mal, se deja mucho que pensar. Los domadores introducen en la boca del cocodrilo su cabeza, brazo, mano o cualquier parte corporal de su elección y la retiran sin que el animal haya cerrado la mandíbula.
Es un acto muy arriesgado que de no resultar exitoso, las escenas podrían ser muy sangrientas e impresionantes para los presentes, especialmente para los más pequeños. Ha existido casos de amputaciones de miembros y heridas profundas a consecuencia de estos actos. Los animales son tan impredecibles, que no se sabe qué pueda ocurrir.
Se dice por un lado que la existencia de estas granjas tiene fines positivos, pues reduce la caza furtiva y se mantiene un control en las poblaciones de las especies. Algunas crías y jóvenes son liberados en su estado natural para regular los números y evitar una sobreexplotación.
Las enfermedades en estos lugares son muy frecuentes y se propagan de manera muy rápida.
Cualquiera que sea la razón, para las organizaciones protectoras de los animales esto no debería existir; las enfermedades en estos lugares son muy frecuentes y debido a la sobrepoblación, se propagan de manera muy rápida afectando a la gran mayoría o a todos los individuos congregados. Además los métodos de captura y de matanza así como las condiciones de las instalaciones, les proporcionan suficientes razones para que se luche por su liberación y se realicen demandas legales.
Si estás en contra de este tipo de abuso, lo mejor que puedes hacer para contribuir a la desaparición de este tipo de negocios, es compartiendo esta información y jamás adquirir un producto derivado del sufrimiento animal. Si no existe comprador, se mantiene un cocodrilo más en su estado natural.