Los cocodrilos están distribuidos por las zonas cálidas del mundo. Tal vez tenemos una idea equivocada de que solamente habitan en tenebrosos pantanos rodeados de plantas y animales muy peligrosos o en lejanos ríos africanos, pero te sorprenderá saber que también merodean en regiones frecuentadas por los seres humanos.
Todas las naciones pertenecientes al continente europeo, el Ártico y la región Antártica son los únicos lugares en el mundo con ausencia de cocodrilos, aligátores, caimanes o gaviales.
Europa, el Ártico y la Antártida son lugares con ausencia de cocodrilos.
En el continente americano habitan cocodrilos, aligátores y caimanes. Estos abarcan desde el sur de los Estados Unidos hasta América del Sur, pasando por Florida, la península de Yucatán, Cuba, Bahamas, Costa Rica, Colombia, Brasil y hasta el norte de Argentina. El cocodrilo americano (Crocodylus acutus), el aligátor americano (Alligator mississippiensis), el cocodrilo cubano (Crocodylus rhombifer) y el caimán negro (Melanosuchus niger) son unos de los más conocidos en el Nuevo Mundo.
En África se distribuyen por gran parte del continente, ocupando las regiones subsaharianas hasta poco antes de la punta sur. En Madagascar solo se limitan a lo largo del lado oeste. Naciones como Camerún, Angola, Sudán, Nigeria, Kenia, Uganda, Zambia, entre otras, también pueden presumir de tener cocodrilos dentro de su fauna salvaje.
El río Nilo es un lugar muy conocido por albergar a la especie de cocodrilo del mismo nombre, o científicamente Crocodylus niloticus, quien ocupa el segundo lugar mundial en tamaño. El cocodrilo africano occidental (Crocodylus suchus) y el cocodrilo enano (Osteolaemus tetraspis) son algunos de los que forman parte del continente africano.
Alejándonos hacia Asia, cocodrilos, gaviales y aligátores están presentes en casi toda India, en parte del este de China, así como en Bangladesh, Sri Lanka, Malasia, Nepal, Pakistan, Indonesia, Tailandia, Vietnam y Filipinas, entre otros. El cocodrilo de las marismas (Crocodylus palustris), el gavial (Gavialis gangeticus) y el aligátor chino (Alligator sinensis) son ejemplos de especies que habitan dicho continente.
Oceanía es otro territorio con presencia de cocodrilos; especialmente en Australia, Papúa Nueva Guinea y Fiji. El cocodrilo de Johnston (Crocodylus johnstoni) y el enorme cocodrilo de agua salada (Crocodylus porosus) son los principales exponentes de esa latitud de la tierra.
Los cocodrilos habitan en ríos de movimiento lento, pantanos, lagos, manglares, estuarios, deltas, sabanas, selvas y cuerpos de agua tanto dulce como salada. Sus paisajes pueden estar rodeados de vegetación o ser muy secos. Permanecen sobre la orilla de los ríos y lagos en grandes agrupaciones. Algunos mantienen la mitad del cuerpo afuera o dentro del agua cubriendo casi toda su anatomía. Unos cuantos son capaces de alejarse hacia la vegetación cercana y parecer inmóviles.
Son muy conocidos por mantener su boca abierta por un largo período de tiempo. Esto es porque no poseen glándulas sudoríparas y su exposición al sol puede sobrecalentarlos, por lo que liberan calor por la boca para regular su temperatura.
Las aguas en las que se congregan los cocodrilos no siempre tienen una buena apariencia. Algunas veces luce muy café debido a la enorme cantidad de tierra o de desechos animales que ahí se almacenan. Son aguas fangosas que no causan problema en la visibilidad de estos reptiles, pues sus membranas nictitantes los protegen de todo residuo y les permiten observar.
La lengua de los cocodrilos contiene glándulas que permiten desechar el exceso de sal que ingieren.
Un dato curioso que nos posibilita diferenciar a los aligátores de los cocodrilos en cuanto a su tipo de hábitat, es que estos últimos contienen en la lengua unas glándulas que les permiten desechar el exceso de sal que ingieren, algo que los vuelve capaces de vivir en aguas marinas, a diferencia de los aligátores que no están equipados con estas glándulas y prefieren limitarse a vivir en aguas dulces.
Algunas especies habitan en regiones con poblados humanos alrededor, lo que desata conflictos de territorialidad y dominio. Unas cuantas muertes se han presentado por descuidos humanos y los resultados han sido fatales en la mayoría de los casos, ocasionando que esa mala reputación que ya tienen, siga estando vigente hasta nuestros días.