Si todos los animales del mundo compartieran hábitat con los cocodrilos, muy probablemente serían parte de su dieta, sobre todo si hablamos de las crías. La verdad es que estos reptiles carnívoros pueden alimentarse de cualquier animal que esté en su camino. Tal vez, los más afortunados de su entorno natural son los hipopótamos, con quienes prefieren no enfrentarse continuamente.
Cuando se trata de cazar, los cocodrilos saben muy bien su trabajo. La mayoría de las veces basta con tan solo una mordida para saber que la víctima ya ha perdido la batalla.
Reúnen las características necesarias para ser grandes depredadores de su hábitat: dentadura fuerte y puntiaguda, piel muy resistente, fuerza muscular, excelente agilidad para nadar, visión, olfato y oídos desarrollados, habilidad, rapidez y cautela.
Sin duda, su mejor estrategia de caza es desde el agua.
No persiguen a sus presas por largos períodos de tiempo. Algunas veces caminan pocos metros para intentar capturar animales que no corren velozmente, pero sin duda, su mejor estrategia de caza es desde el agua. Sin riesgo de ahogarse, ellos tragan la carne mientras permanecen sumergidos.
Suelen pasar desapercibidos por otro tipo de fauna que se acerca a ríos y lagos para beber agua. Los cocodrilos flotan discretamente mientras mantienen el cuerpo sumergido casi en su totalidad, manteniendo ojos, nariz y oídos fuera de la superficie. Una vez que ya tienen medida su distancia, se sumergen por completo desapareciendo de la vista de su víctima. Segundos después aparecen abruptamente impulsándose con sus patas traseras para saltar fuera del agua y tomar a la presa.
Generalmente atrapan por el cuello, pero también suelen sostener extremidades o zonas ventrales. Si la presa cruza el cuerpo de agua, el cocodrilo intenta sumergirlo y posteriormente realiza el “giro de la muerte” en el que el cuerpo del depredador gira sobre su eje ocasionando la ruptura de los huesos del desafortunado animal. Ahora bien, si este último solo se ha inclinado a absorber líquido, el poderoso reptil lo lanza hacia el río para que tenga menos oportunidad de sobrevivir.
“Giro de la muerte”: el cocodrilo gira sobre su eje ocasionando la ruptura de los huesos de la víctima.
Solo unos cuantos logran escapar de la recia dentadura de un cocodrilo. Algunos elefantes adultos, búfalos de agua, ñus, entre otros, que intuyen el peligro segundos antes o lucharon incansablemente por su vida, se pueden librar de esta situación. Existen escenas desgarradoras donde las víctimas que consiguieron soltarse terminaron profundamente heridas, algo que les resulta imposible sobrellevar.
El menú del cocodrilo es increíblemente amplio, pero mencionaremos sus “platillos” más habituales: pescado, sapos, aves, gacelas, impalas, ciervos, ñus, monos, jabalíes, cebras, búfalos de agua, felinos, jirafas e incluso cocodrilos más pequeños. Un considerable porcentaje es ocupado por las crías de dicho listado de animales, pues su inexperiencia y distracción los vuelve más vulnerables; no obstante, es muy difícil percibir a los cocodrilos, por lo que los adultos también sufren altos índices de depredación.
Las crías de cocodrilo nacen con su instinto depredador bien desarrollado y pueden emplear técnicas de emboscada horas después de haber conocido su exterior. Atrapan sapos, insectos y pequeños vertebrados que permanecen cerca de la vegetación semiacuática.
Aunque son muy pocos casos los que se han documentado, ciertos individuos han sido hallados sin vida por causas de asfixia. Por mencionar un ejemplo, uno de ellos fue encontrado muerto con una tortuga atascada en su garganta.
El estómago de los cocodrilos es muy resistente y es el más ácido de todos los vertebrados. Puede digerir huesos, pezuñas, cuernos, conchas o caparazones; sin embargo, es muy difícil para ellos procesar pelo, vegetación y partes cartilaginosas.
Comen alrededor de 50 comidas completas al año y su metabolismo es muy lento, por lo que pueden mantenerse sin alimento por un tiempo muy prolongado, abasteciéndose de la grasa de su cola. Se sabe que también ingieren piedras para mejorar la digestión, equilibrar sus cuerpos y aplastar carne gruesa. Cuando están muy hambrientos, son capaces de comer la mitad de su peso total en tan solo una comida.
Pueden mantenerse sin alimento por un tiempo muy prolongado, abasteciéndose de la grasa de su cola.
No mastican la carne. Si se trata de un animal pequeño se lo tragan entero, pero cuando no es así, arrancan pedazos grandes que enseguida se acomodan levantando la cabeza para enviarla hacia el interior. En ese proceso de acomodar la carne, pudiera parecer que están masticando, pero lo único que intentan es que quede en la posición correcta para que pueda deslizarse fácilmente por la garganta.
Si tienes oportunidad de ver vídeos acerca de cocodrilos cazando, te advertimos que son imágenes fuertes. Las herramientas corporales y habilidades que ellos tienen para cazar y alimentarse son propios de la vida salvaje, y las escenas sobre animales “bebés” o que consideramos tiernos siendo totalmente despedazados, pueden afectar nuestra sensibilidad. Lo que no podemos negar y hay que reconocer, es la magnificencia de sus técnicas, propias de un experto e incansable depredador.